68 años del CRUCH: Algunos desafíos estratégicos

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En una columna publicada en diario La Tercera, el vicepresidente ejecutivo del Consejo de Rectores, Emilio Rodríguez, destacó los aportes de la institución en el marco de su 68° aniversario.

El rector de la Universidad de Tarapacá planteó que “en estos momentos, cuando el CRUCH cumple 68 años de vida, tiene nuevamente la opción de adoptar una posición de liderazgo para cumplir de manera significativa con su misión legal de asesorar y formular propuestas al Ministerio de Educación en las políticas públicas, que habrán de definir el futuro de la educación superior para las próximas décadas”.

En la era del conocimiento, la educación universitaria juega un rol fundamental para el progreso de las personas, las naciones y de la sociedad en su conjunto. En efecto, la fuente principal de la creación de valor estratégico, en prácticamente todos los ámbitos del quehacer humano, reside en la creación y gestión del conocimiento. A su turno, las universidades ofrecen un espacio para coadyuvar a una formación más integral de las personas.

Ciertamente, los procesos formativos universitarios influyen en el desarrollo de los individuos a nivel cognitivo, psicológico, social y moral, fortaleciendo sus capacidades para enfrentar una sociedad, cada vez, más compleja. A lo que debe sumarse que estos procesos promueven la configuración de una ciudadanía más activa, participativa y preocupada por el devenir social. Además, la educación superior crea conocimiento avanzado, el que permite el progreso del estado del arte e impacta en los procesos de innovación, en el desarrollo social, en el crecimiento económico y en la sustentabilidad de los territorios. Los esfuerzos por desarrollar y difundir la cultura y las artes constituyen otros de los ámbitos en que las universidades benefician a sus regiones.

Así las cosas, la docencia, la investigación y la vinculación con el medio que realizan las instituciones universitarias, junto con otras entidades de educación superior, contribuyen decisivamente al bienestar de un país. En consecuencia, una instancia como el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) ha tenido un papel protagónico en el desarrollo del sistema educativo chileno, con decisiones y actuaciones que han aportado a la calidad, a la equidad y al desarrollo territorial.

Basta ver que, en la geografía nacional, existe una universidad de calidad avanzada o de excelencia, en cada región del país, que pertenece al CRUCH y desarrolla su quehacer con los niveles de complejidad que son necesarios, para que Chile se inserte y se beneficie de las oportunidades que ofrece la economía del conocimiento; sin descuidar, desde luego, el rol formador integral y el compromiso social que resultan inherentes a universidades, que poseen una vocación pública indiscutible.

En estos momentos, cuando el CRUCH cumple 68 años de vida, tiene nuevamente la opción de adoptar una posición de liderazgo para cumplir de manera significativa con su misión legal de asesorar y formular propuestas al Ministerio de Educación en las políticas públicas, que habrán de definir el futuro de la educación superior para las próximas décadas; promoviendo, a su turno, la colaboración entre universidades que tienen en común, no solo una rica tradición, sino que la búsqueda del bien común.

El fortalecimiento de la formación inicial de profesores es un desafío ineludible para Chile. Las investigaciones internacionales son concluyentes para demostrar lo esencial de la educación parvularia, básica y media para el desarrollo de las personas. Otro desafío es la incorporación de la transformación digital en la gestión de las universidades y sobre todo en los procesos formativos. La enseñanza mediante realidad virtual, el uso de inteligencia artificial, unido a las opciones de la computación en la nube (acceso remoto a software, almacenamiento de archivos y procesamiento de datos por vía de la internet), el empleo de la robótica, son algunos de las múltiples posibilidades que ofrecen los entornos de enseñanza. La propuesta de un sistema integrado de universidades de excelencia desde Arica a Magallanes es, sin duda, otro reto sobre el cual el CRUCH puede contribuir desde el diseño de una propuesta hasta su implementación en cada región del país.

Por cierto, estos son solo algunos ejemplos de los desafíos que puede asumir el CRUCH y, sobre los cuales, con sus propuestas y acción puede favorecer radicalmente el derrotero de la educación de Chile en las próximas décadas.

*Esta columna fue publicada en La Tercera.